miércoles, 26 de junio de 2013

“NO REHABILITAR NO ES UNA OPCIÓN”

Foto: Callejón de Barrios Altos, Javier Lizarzaburu.

Francesco Lanzafame es un funcionario del BID que trabaja en temas de rehabilitación urbana. Hace unos días, en conexión via Skype desde la ciudad de Washington, participó en un evento organizado por Emilima, la empresa inmobiliaria de la Municipalidad. De todas las presentaciones, la suya fue la que mejor expuso el camino a seguir en cuanto a recuperación. Aquí un resumen de su presentación.

Un punto de partida para Lanzafame, casi un mandamiento urbano, es que “rehabilitar las áreas centrales de una ciudad son indispensables para la sostenibilidad”. Esto porque un Centro Histórico saludable es señal de buena salud de la ciudad toda, y del tipo de gestión que la sostiene.

O sea, sin un buen Centro Histórico no hay buena ciudad, ciudad sana o equilibrada. El proceso que se vive ahora en América Latina, señaló, esta tensión entre crecimiento, destrucción y protección, es similar a lo que pasaba en Europa hace unos 30-40 años. Quizás estamos en un buen momento para insistir en mejores ciudades.

Punto de quiebre
El BID empezó a trabajar en proyectos de rehabilitación de áreas urbanas en los años 70. En ese periodo, coincidentemente, las ciudades de América Latina experimentaron un crecimiento explosivo. Este inesperado cambio, dijo, generó impactos determinantes sobre la gestión y la calidad de vida de esas ciudades. Lima es quizás uno de los ejemplos más dramáticos de este proceso.

Es justamente la época cuando planificación y gestión perdieron eficacia. Eso ha generado ciudades poco sostenibles, con centros deteriorados, y un gran desequilibrio en el uso de los espacios públicos.

Los centros históricos, subrayó, son piezas claves para el desarrollo de una ciudad. “Son como el corazón de un cuerpo humano”, si este falla, falla todo lo demás. La vida comunitaria, la vivienda, los servicios, todo eso decae por un crecimiento descontrolado. Es por eso que en su opinión, “no rehabilitar no es una opción”.

Hay que tener en cuenta, también, que este tema es relativamente nuevo en las gestiones municipales. Durante las últimas décadas, la rehabilitación urbana no fue si quiera un tema en las agendas políticas, sobre todo porque los municipios fueron desbordados por la rapidez del crecimiento.

Patrimonio
Para él, todo lo referente al patrimonio edificado, las casonas, edificios y otras estructuras, es algo que debe ser considerarlo. Porque “es clave importante para preservar la identidad frente a la globalización”.

Pero, aquí la vuelta de tuerca, “el objetivo no tiene que ser la conservación sino la adecuación de edificios y de espacios públicos”, indicó. La ciudad, enfatizó, no puede quedar congelada. No se puede quedar en el pasado. Como tampoco puede arrasar con el pasado en busca de un modelo de ciudad futura. 

Menos, cuando ese pasado arquitectónico es tan rico y cargado de historia como en el caso de Lima.

Renovar para el turismo puede ser un objetivo, advirtió, pero no debería ser el enfoque de los proyectos de rehabilitación. Estos proyectos se tienen que hacer con el ciudadano como objetivo. Si luego eso implica que atraen a más turistas, mejor.

Proyecto piloto en Lima
En el caso de Barrios Altos, donde el BID tiene un proyecto de 50 millones de dólares, Axel Radics, funcionario del BID en Lima, señaló que este se está haciendo en la zona más pobre y conflictiva de esa zona: el ángulo formado por las avenidas Abancay y Amazonas.

Este proyecto, que empezó este año después de más de una década de espera, se está realizando con una visión de recuperación integral: vías, espacio público, equipamiento urbano, apoyo a vivienda social, paisaje cultural, urbanístico y seguridad ciudadana.

Para esta institución, es un proyecto piloto que, si funciona, podría extenderse al resto del Centro Histórico.

Lo que quedó claro fue la urgencia para emprender un programa mayor de recuperación en la ciudad.  Y quedó en claro también cómo hay que enfocar el camino. Lima, hasta ahora, camina con un objetivo en mente: hacer dinero. Y eso no le da futuro. Se lo quita. 

Una de las opciones más fundamentales: hacer del ciudadano, y una mejor calidad de vida, el objetivo de todo proyecto de recuperación. Así sea.

miércoles, 19 de junio de 2013

¿Y QUÉ HACEMOS CON LOS ALCALDES?


Alcalde es una de esas lindas palabras que heredamos de los árabes. En su momento quería decir “alguien que ejerce funciones de juez”. Era un privilegio que se otorgaba a una persona para decidir sobre un territorio…

En el post anterior hablé de uno de los nuevos horrores de Lima, que son muchos de sus parques y plazas públicas. Hoy vuelvo a publicar otra galería de imágenes, cuyo link encontrarán más abajo, de otras plazas del país. La conclusión parece clara. No es un tema estético. Tenemos una crisis de alcaldes.

¿Cómo hemos llegado a esto? Uno podría decir que la situación es muy compleja. Pero también podría decir que de toda esa complejidad, hay tres problemas muy claros:

-  Fiscalización
-  Información
-  Educación

Uno también podría decir que el poder de los alcaldes distritales es tal, que los ha convertido en reyezuelos que hacen y deshacen a su antojo. De paso ignoran la misma ley, que los obliga a proteger parques y patrimonio (más abajo podrán ver los puntos relevantes de la Ley Orgánica de Municipalidades).

La entidad responsable de fiscalizar es el Ministerio Público. El año pasado estuve varias semanas buscando una respuesta de parte de esa oficina y nunca llegó. Solo había hecho una pregunta: ¿están fiscalizando a los alcaldes? Nadie me pudo responder.

Otra entidad que comparte responsabilidad es el Ministerio de Cultura. Pero aquí la salida que se suele dar es “no tenemos recursos suficientes” (y con un D.S.54 que se las pone más difícil).

En el Centro Histórico, la responsabilidad es de la Municipalidad de Lima, y aquí la fiscalización es un grito de auxilio a todo volumen. Ante una flagrante falta de efectiva fiscalización, el histórico Barrios Altos está cayendo adobe por adobe ante el frenético avance de los depósitos ilegales.

¿Qué podemos hacer? En el post anterior un amigo extranjero escribió esto: "Debería ser obligatorio que los alcaldes fueran a un curso de historia del arte, arquitectura, buen gusto, etc. y que consensuaran sus acciones haciendo una consulta previa antes de construir semejantes m…s, que ridiculizan una ciudad y a sus habitantes”.

Quizás sea una buena idea. Pero tendrían que hacer tantos cursos. Encontré esta página de un señor Jesús Cocha, funcionario del distrito de Independencia. Con sorprendente y elogiable sentido cívico, el señor Cocha desarrolló toda una batería de preguntas que un candidato a alcalde debería responder.

http://jesuscocha2503.blogspot.com/2011/04/los-requisitos-para-los-candidatos-ser_20.html

Pero volviendo al tema de parques y plazas: son bienes comunes. Le pertenecen a la ciudad. Ni siquiera a un distrito. Es de todos. ¿Por qué entonces los alcaldes tienen toda la autoridad para decidir qué hacer con ese espacio de todos? ¿No podríamos tener una comisión, como sucede en muchas ciudades, encargada de coordinar esto?

No me explayo sobre los puntos de información y educación. Es obvio lo que hace falta. Quizás sí, un poco más de periodismo urbano. Un periodismo que salga de lo policial para enfocarse en la calidad de vida de sus lectores, ciudadanos.

Para terminar, una cita de Aristóteles: “La conservación de una ciudad se encuentra en sus leyes”. Pasemos breve revista a la Ley de Municipalidades, 27972, en lo que a patrimonio concierne:

Art. 73: Las municipalidades tienen competencia en los siguientes puntos:
- 1.9) Patrimonio histórico, cultural y paisajístico
- 2.8) Promoción del desarrollo local
- 4.5) Fomento del turismo local

Art. 82: Sobre Educación, Cultura, Deportes y Recreación.
- 12) Promover la protección y difusión del patrimonio cultural de la nación, dentro de su jurisdicción, y la defensa y conservación de los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos, colaborando con los organismos, regionales y nacionales competentes para su identificación, registro, control, conservación y restauración.
- 13) Promover la cultura de la prevención mediante la educación para la preservación del ambiente.

Art. 91: Sobre Conservación de zonas monumentales. Las municipalidades provinciales, en coordinación con el Instituto Nacional de Cultura o a su solicitud, pueden establecer limitaciones especiales por la necesidad de conservación de zonas monumentales y de edificios declarados monumentos históricos o artísticos, de conformidad con las leyes sobre la materia y con las ordenanzas sobre protección urbana y del patrimonio cultural.

Art. 96: Causas de necesidad pública. Para los efectos de expropiación con fines municipales, se consideran causas de necesidad pública, las siguientes:
- 3) La salvaguarda, restauración y conservación de inmuebles incorporados al patrimonio cultural de la Nación o de la humanidad o que tengan un extraordinario valor arquitectónico, artístico, histórico o técnico, debidamente declarado como tal por el Instituto Nacional de Cultura.
- 4) La conservación ineludible de la tipicidad panorámica de un lugar que sea patrimonio natural de la Nación.

Ahora sí, en serio, ¿qué hacemos con los alcaldes?

Galería imágenes en Facebook:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10151488528715642.1073741827.255185565641&type=1

Foto: Blog-citio.blogspot.com

miércoles, 12 de junio de 2013

HORRORES URBANOS: PARQUES DE LIMA



No hace mucho hice un recorrido por algunos parques de la capital. Había escuchado las quejas de vecinos del Campo de Marte, del Parque de los Próceres, o del parque de los Bomberos, en Jesús María y Lince respectivamente, y lo que vi fue violento e incomprensible.

Campo de Marte
Un lugar emblemático como el Campo de Marte, de elegante e imponente diseño original, ha sido dividido en múltiples áreas con rejas, alambres, mallas y muros. La palabra que más me viene a la cabeza cuando veo lo que están haciendo ahí es mutilación.

¿Qué pasa por la cabeza de un alcalde cuando cree que los parques (espacios de todos, por definición) se pueden usar a su antojo? Por suerte esta semana el de Jesús María ha sido acusado por la fiscalía y deberá responder.

Al Campo de Marte también se le ha reducido el área verde para crear más espacios deportivos. ¿Qué pasa entonces, el deporte no es necesario? Lo que sucede aquí es la progresiva pérdida de un lugar de esparcimiento, de paseo, y su transformación en un espacio utilitario.

En lugar de cercenar parques, los alcaldes deberían estar pensando en cómo construir otros nuevos. Lamentablemente no estamos acostumbrados a ver a ver planes ambiciosos de este tipo, pero son posibles. Urgentes, en una ciudad como Lima.

Los Próceres, ex Matamula
El parque de los Próceres es otro caso. Aquí progresivamente se han ido eliminando árboles y zonas verdes para la construcción de equipamientos urbanos. De nuevo, algunos se preguntarán con todo derecho si los vecinos no necesitan de serenazgo, bomberos o sitios para los jóvenes.

El problema está en que alguien crea que eso se soluciona mutilando un parque. ¿Por qué no comprar o alquilar espacios para adecuarlos a esos propósitos, en lugar de ir por la opción fácil?

¿A alguien se le ocurriría tomar un pedazo de una iglesia para dárselo a los bomberos? Probablemente no, porque se asume una condición intocable de ese lugar. Lo mismo debería suceder con los parques. Mucho más en una ciudad donde no los hay. Y en una ciudad del desierto, como Lima, donde cada árbol es un triunfo de la naturaleza.

Bomberos
El parque de los Bomberos en Lince fue otra lamentable víctima de esta pseudo modernización. El antiguo monumento, que se elevaba varios metros con un imponente obelisco, fue reemplazado por una baratija. Esta apenas se levanta un metro sobre el suelo y terminó quitándole toda dignidad e interés visual al espacio.

¿Qué nos dicen todos estos sinsentidos? Según el arquitecto Wiley Ludeña, se trata de una “disneylandización” de la cultura. Empobrecimiento urbano.  Aquí, la mirada moderna de algunos alcaldes se reduce a crear sus propios mundos mágicos, donde lo único que sucede es la proyección de su inmadurez cívica.

Calidad de vida
Y estos son solo unos casos. Esto se viene repitiendo en casi todos los distritos de Lima, con la consecuente disminución en la calidad de vida de los vecinos. La crisis de autoridad, de fiscalización y hasta de buen gusto es innegable (con todo lo subjetivo que el “buen gusto” puede ser, pero aquí no puede haber muchas opiniones encontradas, o sí?).

Y las respuestas para salir de esto no se vislumbran inmediatas. No éramos así. ¿Qué nos pasó?

En la página de Facebook de Lima Milenaria he publicado una galería de fotos con imágenes de estos parques. Juzguen ustedes mismos.

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10151475163710642.1073741825.255185565641&type=1

Foto: Parque los Bomberos, Lince. J.Lizarzaburu

lunes, 10 de junio de 2013

¿QUÉ FUTURO PARA EL QHAPAQ ÑAN CON EL D.S.54?


Hoy comparto esta página con el arqueólogo Álvaro Higueras. Álvaro es amigo de esta campaña desde sus inicios, y es una persona cuyos comentarios respeto. Aquí, una valiosa contribución suya, enviada desde Azerbaiján donde ahora reside, para un tema que nos toca a todos.

Patrimonio Cultural y las dos dimensiones de Jano: un reto del Ministerio de Cultura

Se vive estos días, en el contexto del patrimonio arqueológico peruano, una situación que se podría comparar a una moneda, o, para ser más dramático, a la del dios romano Jano, quien presentaba dos caras: las del comienzo y el final, o las del pasado y el futuro.

El contexto al que me refiero es uno en el que dos iniciativas, generadas por el mismo Ministerio de Cultura, parecerían ser contradictorias en la manera que podrían afectar el patrimonio. Pero hay que ser optimistas y pensar que los funcionarios del ministerio podrán en el futuro realmente manejar dos problemas que, en muchos casos, se contraponen y parecerían no ser reconciliables (sobretodo por lo que ha vivido el patrimonio en el pasado reciente). ¿Hay lugar para una mezcla de defensa del patrimonio y desarrollo económico con cambio de paisajes?

Por un lado, se ha reformado el procedimiento legal para obtener un Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) con el Decreto Supremo no. 54, que Javier Lizarzaburu ha comentado en este su blog. Y por otro, se ha organizado una semana cultural para subrayar la importancia de una parte del patrimonio muy especial: "Qhapaq Ñan: el camino de la Diversidad" enfatiza el compromiso con esta delicada evidencia del pasado andino.

Ambas iniciativas se presentan en la pagina web del Ministerio (http://www.mcultura.gob.pe o directamente http://tinyurl.com/q7nw8ze y http://tinyurl.com/qj92yng). Por supuesto no hay puntada sin hilo: la reforma del reglamento quiere acelerar el "desarrollo económico nacional" que aparentemente no es posible sin remover hectáreas de tierra y todo lo que ella contiene.

En un país como Perú hay altas probabilidades que el territorio contenga patrimonio arqueológico, y, además, patrimonio natural y sociedades vivas con su patrimonio inmaterial. De manera que hay que ser muy cuidadosos con la forma en que se determina la existencia de restos arqueológicos.

El ministerio apoya además la ley de consulta previa en que las sociedades vivas hablan por sí mismas (a diferencia de adobes y piedras). Es difícil pensar que al reducir el numero de días en el que se determina dicha inexistencia de restos se mejore significativamente el sistema. El tema mas inquietante de estos certificados y del fallo de inexistencia es ¿Cuántos restos arqueológicos se deben encontrar? ¿Qué tipo de restos se debe encontrar? ¿Qué está el ministerio decidido a conservar?

Finalmente ¿es lógico que se pueda hacer un mejor trabajo, diligente y preciso, como corresponde dedicarle al patrimonio cultural, en menos tiempo? Esperemos que sí y que las evaluaciones de existencia sean transparentes y difundidas.

Pero vayamos al grano en el contexto del dilema presente: ¿Cuánto de camino inca (o de cualquier otra sociedad) se debe conservar? ¿Hallar 50m de camino significa inexistencia de restos? ¿Son 100m, por el contario, evidencia de existencia? Asumimos que hallar 300m de camino es indudablemente merito para declarar existencia. ¿Qué entonces se propone en la semana del Qhapaq Ñan?

Si el ministerio estima que hay, digamos, 2500km de caminos en territorio peruano, ¿es que se compromete a conservar cada metro? ¿O que a la postre, buscará realísticamente preservar 1500km? Porque, por ejemplo, si se quiere mejorar la carretera del valle de Lurín a Huarochirí uno se encuentra con uno de los tramos más importantes que conectaba el santuario costero de Pachacamac con la sierra sagrada de Pariacaca (ver publicación de ministerio http://tinyurl.com/oa46lvw). Y como bien se sabe es probable que esa carretera tenga que tomar la ruta del camino antiguo, pues los ancestros ya sabían como construir buenos caminos. De los 200km de ese tramo ¿cuantos se van a preservar?

¿Leeremos algún día algo como: "el Ministerio de Cultura ha autorizado, en su deseo de colaborar con el patrimonio nacional y el desarrollo económico, que la compañía x remueva una porción del Qhapaq Ñan para la construcción de sus almacenes"?

El mundo del Qhapaq Ñan es largo y estrecho. Lo delicado de los restos del Qhapaq Ñan también entran en la ecuación. La identificación, la manutención y el cuidado del Qhapaq Ñan es difícil. Los caminos son restos arqueológicos que poseen, en muchos casos, restos muy inconspicuos, poco visibles: una calzada baja apisonada, que puede variar entre variar entre 2 y 12 m de ancho, delimitada por una línea de piedras con cimiento muy superficial. Los hay también con calzada de piedras y con escaleras.

Además el camino tiene construcciones de tamaños discretos pero importantes para la antigua función del camino: apachetas, mojones, tambos y pilares para puentes colgantes. ¿Qué tipo de camino se va a preservar más? Este entusiasmo que vive el proyecto Qhapaq Ñan tiene el objetivo de inscribir la red en la lista de Patrimonio Mundial. Es un gesto sumamente político, pues notado en todo el mundo cómo la gestión de los sitios se deteriora después de tal inscripción (en el Perú, Chan Chan y Machu Picchu; o en Baku, donde el manejo de la arquitectura de la ciudad antigua es muy pobre).

Lo mas interesante del tema es que la nominación del Qhapaq Ñan en un proyecto multinacional con los países andinos que comparten la red en sus territorios. La coordinación regional del proyecto es esencial. Dicho esto, Perú es el país que ha mostrado mayor esfuerzo y más ha publicado reportes sobre tramos de la red. Esto es positivo en el sentido que será más difícil destruir evidencia que ha sido publicada. ¿O no?

¿Qué se puede pensar de estos dos frentes propuestos por el ministerio? Por un lado se acelera el proceso de extender certificados de inexistencia de restos arqueológicos y por otro se promueve la conservación de uno de los restos arqueológicos más complejos y delicados en los Andes. Entonces trato de pensar cómo pueden ambos deseos ser cumplidos en un país donde no solo la evidencia de las ocupaciones de las sociedades andinas es numerosa pero también de extensiones diversas, desde segmentos de caminos, que se interconectan entre si, hasta construcciones piramidales.

Por mi experiencia leyendo los informes de arqueólogos en zonas que se van a ver afectadas por las compañías que "promueven el desarrollo económico nacional" se necesita arqueólogos que tengan bien claro que ellos son los defensores del patrimonio y que de ellos se espera opiniones claras, concretas y valientes que expliquen cómo el desarrollo económico de la región X afectaría el patrimonio cultural (y que decir del natural) de la región.

Una evaluación de tal calibre que tenga el objetivo primordial de conservar el patrimonio requiere de la labor profesional y dedicada de los arqueólogos del ministerio que estarán entonces aplicando la agenda de defender la integridad del Qhapaq Ñan, patrimonio nacional (si es que se le reconoce en costa y sierra) y de tantos otros sitios arqueológicos.


Foto 1: The Global and Mail, paisaje peruano.
Foto 2: Barrick mining. Una situación similar entre Chile y Argentina: la empresa ha considerado un túnel para ir por debajo del trazo del camino inca.

miércoles, 5 de junio de 2013

LAS CIUDADES TIENEN FIEBRE

"Handshake buildings" en la ciudad china de Shenzhen. La otra cara del desarrollo
Y no tiene nada que ver con el cambio climático. Sucede que el creciente descontento urbano que se vive en Lima también se puede ver como parte de un proceso mayor. Ese proceso acelerado de crecimiento, conflictivo y deficiente, que están viviendo muchas ciudades y que está empezando a dejar heridos. Las páginas de los periódicos tan solo en la última semana parecían camillas de emergencia. Ahí iban cayendo una a una las historias de ciudades tan distintas como Lima, Estambul o Shenzhen.

China
Veamos rápidamente qué viene pasando en esos lugares. La foto de arriba es lo que en China llaman los “edificios que se dan la mano”. Fueron levantados en las afueras de la mega, super ciudad de Shenzhen, al norte de Hong Kong, para los obreros que han transformado el antiguo villorio en una de las hiper modernas y ricas ciudades chinas.

Según el Economist, este es el lado oscuro de ese desarrollo. Y literalmente oscuro. La distancia entre edificio y edificio no tiene más de un metro de ancho, y los vecinos se pueden dar la mano de ventana a ventana. En los pisos más bajos jamás entra la luz del sol. Y son situaciones como estas las que han llevado a hablar en ese país de la urgente necesidad de crear nuevos planes de urbanización.

La situación es tan apremiante que en los próximos meses el primer ministro chino presidirá una gran conferencia nacional sobre urbanismo, donde el tema central será cómo integrar a estas masas de migrantes del campo a la vida urbana china. Según los analistas, los políticos chinos están preocupados por la bomba de tiempo que eso representa si no hacen algo pronto.

Turquía
El caso más mediático de estos días se produjo en Estambul. Si bien la prensa fue muy rápida en dejar de lado el detonante para enfocarse en el contenido político de las protestas, vale la pena detenerse un momento en eso.

En esta ciudad puente entre Occidente y Oriente, uno de los lugares de encuentro favoritos de los estambulitas es la plaza Taksim, junto al parque Gezi. Los planes del gobierno consistían en mejorar las condiciones de la plaza, a cambio de utilizar un sector del parque para levantar ahí un centro comercial. Y en un ambiente políticamente cargado, esta fue la gota que colmó el vaso.

Con 15 millones de habitantes, en los últimos años Estambul ha experimentado un crecimiento rápido y desordenado. “Suficiente es suficiente", dijo una estudiante turca a un medio de comunicación durante las protestas. "Nunca nos preguntan lo que queremos. No nos dejan espacio para respirar”, señaló.

En un principio, fueron muchos los ciudadanos que salieron a defender su espacio público de lo que se percibe como la avasalladora presencia del sector inmobiliario, que allá también ha tenido un fuerte impacto sobre el paisaje urbano.

Los que saben
¿Pero cómo hacen ciudades donde parece que hacen mejor las cosas? Esta semana salió una nota desde la ciudad francesa de Marsella. Según sus autoridades, ante un patrón creciente de violencia urbana, en medio de una severa crisis económica, y con una afectación directa a la imagen de la ciudad, su estrategia fue la cultura.  Para eso, se embarcaron en un gran proyecto para levantar el gran museo de las culturas mediterráneas, que busca revitalizar esta urbe del sur francés.

En el caso de Berlín, conscientes de la necesidad de desarrollar una cultura urbana más sostenible, la práctica de compartir el auto en las mismas rutas al trabajo, al colegio o las compras, se está convirtiendo en la norma.

Londres usó el pretexto de las Olimpiadas para emprender un masivo proyecto de renovación urbana al este de la ciudad, que transformó un sector pobre e históricamente abandonado en una zona con nuevos usos y nueva vitalidad.

¡Lima!
En Lima, dentro de siete años, o menos, entraremos a la categoría de mega ciudad. Es decir, aquellas con más de 10 millones de habitantes. En esa ruta enfermiza por crecer lo único que el ciudadano promedio ve es el aumento descontrolado de edificios. Un aumento que, por lo menos por ahora, no contribuye en nada a la ciudad.

Y lo que está pasando en otras partes, en Lima lo estamos viviendo cada día. Como nunca, la ciudad vive un proceso extraordinario de cambios. Uno pensaría que situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias. Medidas que hagan frente al lado más negativo del desarrollo: la destrucción de edificios históricos, de sitios arqueológicos, o la desaparición de áreas verdes y la reducción de espacios públicos. Pero nada de eso está pasando.

Mientras tanto, las señales de descontento van en aumento. La falta de diálogo entre autoridades y ciudadanos está creando una severa fractura social. Este jueves, mientras escribo esta columna, se tiene prevista una marcha hacia el Congreso para protestar contra el cuestionado D.S. 54 que pone en una situación vulnerable a los tesoros del pasado.

Pero lo que estamos viviendo no es un tema limitado a la cultura o la arqueología. Son temas que definen el tipo de ciudad en la que vivimos. Por lo tanto, nos compete a todos. Producto de una ciudadanía convulsionada por los cambios, hay cada vez más limeños que se sienten acorralados, sin interlocutores válidos. Y mientras eso pasa, son otros los que están construyendo la Lima de los próximos 100 años.

¿Tratamiento?
No por gusto Naciones Unidas-Habitat el año pasado publicó su informe "El estado de las ciudades", con un diagnóstico poco bueno.  Una receta fundamental que ellos proponen: repensar el camino de las ciudades, de modo que el ciudadano esté al centro de las medidas que se tomen. Donde la calidad de vida, la felicidad de los que viven en las urbes de hoy sean lo prioritario. Esa visión cuesta porque aquí nunca se ha planteado así, pero cada vez es evidente que se hace más necesario.

La opción contraria es clara. Quedarnos con una ciudad enferma, si no lo está ya. Y como todo paciente que no toma su remedio a tiempo, ya sabemos lo que podría pasar.

Plaza Taksim, Estambul, con manifestantes. Foto: BBCMundo.