martes, 24 de julio de 2012

“UNA NUEVA MARCA PARA UNA VIEJA CIUDAD”


Si uno mira una postal de Ámsterdam casi siempre tendrá lo mismo: uno de esos románticos canales, una elegante casona del siglo XVII o un deslumbrante cuadro de pintura holandesa.

En lo que no había reparado es en cómo estas imágenes pueden transmitir mucho más, y convertirse en las bases para una marca ciudad. Esto lo empecé a entender el jueves pasado.

Ese día, casi por casualidad, entré al Museo de Historia de Ámsterdam y aquí los curadores de la muestra “El ADN de la ciudad”, representan cuatro valores que, según ellos, han definido a esta urbe a lo largo del tiempo, y que es donde reside su fortaleza.

Estos son: su espíritu emprendedor (que podríamos decir está representado por sus canales), su creatividad (su pintura), su espíritu cívico (la ciudad) y su libertad de pensamiento (piense en las otras razones que hacen famosa a esta ciudad).

En el documento que se produjo para la campaña se mencionan las dos razones por las que las autoridades decidieron que era hora de una marca ciudad: hacia fines de los años 90, Ámsterdam había venido bajando en cantidades de turistas, de empresas que se establecen aquí, y en su selección como sede de eventos internacionales.

Y la otra razón era la fuerte competencia que empezó a venir de ciudades de la otrora Europa del Este, tras los procesos de recuperación urbana a los que fueron sometidas después de 1989, y que las hizo más atractivas para el mercado y los turistas.

Es así que en el 2004 lanzaron el lema “I AMsterdam”, una variante del “I love New York” de hace unas décadas. El objetivo final, como suele ser con campañas de este tipo, es atraer más turistas, más inversiones y más empresas, revitalizando el espacio y sus habitantes.

Según datos de la oficina de censos, el turismo aumentó en un 22% desde el 2005, y en el año 2010, en plena contracción económica global, la ciudad recibió 1 millón 200 mil turistas más que el año anterior.

Obviamente, todo esto me llevó a pensar en cómo sería una marca ciudad para Lima. Más allá de los importantes temas de infraestructura, que la hace no solo única y diferenciable, sino competitiva, en el contexto de ciudades latinoamericanas ¿podemos, o debemos, competir?

Quizás una ciudad como Ámsterdam haya empezado con ventaja cuando se metió en su campaña; pero si nosotros no hacemos algo ahora, cuándo lo haremos. Algo de esto hemos desarrollado desde la campaña Lima Milenaria, enfatizando en el valor único que nos dan los 4 mil años de arquitectura monumental en nuestra ciudad.

Que los limeños empecemos a darnos cuenta de las tremendas fortalezas que yacen bajo la ciudad antigua, que nos dan sentido hoy y nos permiten proyectarnos al futuro, ya será un gran avance en sí mismo. Y quién sabe, un día no muy lejano, un turista verá una postal de Lima y reconocerá, de inmediato, una ciudad que vale la pena.

Publicado en El Comercio: 18/4/12 
Foto de: rojotirandoanegro.blogspot.es

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