domingo, 27 de febrero de 2011

LOS CENTROS COINCIDEN


El Centro Comercial San Miguel en 1976.


La misma zona, aproximadamente, con restos de la ciudad prehispánica de Maranga, vista desde el aire en 1944, desperdigados por los actuales distritos de San Miguel, Pueblo Libre y Magdalena.

Es curioso. A veces las ironías de la historia no tienen explicación.  Como el hecho que Lima haya renacido como ciudad, en los 60s según Rolando Arellano, exactamente en el mismo lugar que hace 2.200 años dio inicio a la actual ciudad.

Esto, por supuesto, no es la tesis de Arellano.  Él solamente me explicaba estos días que es en el cruce de las Avenidas La Marina y Universitaria donde nuestra gente empezó a "mezclarse" por vez primera, allá cuando se construye la Feria Internacional del Pacífico.  Es como el año 1966.

Eso da inicio, dice, a este proceso de crecimiento, mezcla y construcción en el que estamos envueltos y que parece continuar imparable. 

El lugar hoy en día carece de cualquier identidad que no sea la comercial y la anodina.  Pero después de escuchar a este experto en temas de mercados emergentes, uno entiende el poder y la energía que emana y simboliza esta esquina de la ciudad.

Después vino el Parque de las Leyendas (que este blog sostiene debería llamarse: Gran Centro Arqueológico Lima); el centro comercial San Miguel; las universidades, una privada (la Católica) y otra nacional (San Marcos).  Uno que otro temblor social hizo lo suyo y, como un buen coctel, la mezcla hizo el resto. 

A este lugar él lo denomina "el ombligo de Lima".  Y no deja de ser curioso. (Lo demás que dice sobre Lima hoy y su futuro lo pueden leer aquí:
http://elcomercio.pe/impresa/notas/migrantes-le-dieron-futuro-lima/20110227/719768)

Y digo curioso, por lo que éste lugar ya había sido en el pasado.

Hoy sabemos que hace más de 2.000 años en esta misma zona se puso la primera piedra (bueno, el primer adobón) de un centro urbano importante.  Hoy sabemos que ese es el momento en que este gran proyecto que es Lima empieza un proceso que nunca más se detuvo. 

Lima ha sido destruida muchas veces. Ya sea por terremotos, guerras o invasiones.  Está marcada por traumas históricos.  Pero cada vez ha sido vuelta a levantar, con la misma energía, con el mismo empeño, y aquí seguimos.

En todo este tiempo nuestro comportamiento parece haber sido el mismo que Arellano describe para esa Lima que empieza en los años 60: mezclar, crecer y construir. 

Maranga fue o capital o ciudad principal de las distintas culturas que se desarrollaron sobre estos valles. 

La primera en esta continuidad histórica fue la cultura Lima (200 a.C.-600 d.C. aprox) y en esta área ellos levantaron su capital política (parte de la cual todavía sobrevive en el susodicho parque). En Pucllana levantaron su mayor centro religioso. 

Y eso, que antes de escribir esta entrada me preguntaba: ¿qué querrá decir que hoy, dos mil años después, los centros vuelven a coincidir?




martes, 8 de febrero de 2011

¡YO NO SOY CHOLO!

La primera vez que me llamaron 'el indio peruano' me sorprendí.  Yo creía que era blanco.  Hasta entonces había pasado más de 20 años de mi vida viviendo otra identidad, y lo irónico es que había tenido que dejar mi país para que alguien me trajera un espejo.  No me quedó otra que empezar a aceptarme: era cholo. 

La siguiente etapa fue reacomodar mi pasado.  Cuando me preguntaban: '¿sufriste mucha discriminación en tu país?'  Jamás! contestaba con aprendida negación.  ¿Jamás?  Y resultó que al revisar muchas experiencias incómodas, vistas a la luz de mi nueva identidad, habían sido todas de discriminación.

Y es que en mi ciudad se discriminaba de muchas maneras.  Si eras pobre, con mal manejo de tu idioma y ropas raras, el insulto venía directo: cholo de mierda.  Si estabas mejor vestido, hablabas bien e ibas a la universidad, no te decían nada.  Pero tienda a la que entraba, tienda en la que me seguía el guardia de seguridad.

CIUDAD POSIBLE

No es extraño que al haber vuelto al Perú la identidad se volviera uno de mis ejes de acción.  En gran parte, porque Lima ya no era la ciudad pedante y excluyente que había dejado años atrás.  A la fuerza se había visto obligada a cambiar, y soy de los que cree que la transición de hoy, con todo lo difícil que le pueda resultar a algunos, a la larga nos hará una ciudad original y posible, como en algún momento pensó Arguedas. Si es que no lo somos ya.

Y es que estos días lo "cholo" volvió a ponerse sobre el tapete.  El primero fue Vargas Llosa.  Supongo que en un intento por aparecer horizontal y democrático tras ser nombrado marqués, declaró algo así como que "los cholos habíamos llegado a la nobleza española".  'Qué falso', pensé, porque si algo representa él no es precisamente lo cholo.

Pero después recordé otra experiencia. Hace muchos años visitando a unos amigos peruanos en Madrid uno de ellos, rubio, de clase media alta limeña, había contado el 'susto' de pasar cerca de los policías cuando éstos revisaban documentos a unos inmigrantes.  ¿Susto?, pregunté.  Cómo vas a pasar susto si tienes cara de europeo!  No tenía papeles.

CHOLO POR DENTRO

Y no pude evitar reírme.  Yo con cara de inmigrante ilegal, pero con papeles, caminaba tranquilo por la ex Metrópoli, mientras que mi amigo se sentía un cholo más.  Ahí caí en cuenta que en el Perú se es cholo real o simbólicamente.

Y aunque nos llenemos la boca de decir que Lima es ahora mestiza, chola, andina, etc, sospecho que un sector sigue pensando que sería mejor si no lo fuéramos. 

Nada más mi experiencia con Facebook, donde hay varias páginas dedicadas a Lima.  Una de las más populares nos muestra una Lima del pasado, que sin decirlo, es una Lima blanca, hispana, de tufo colonial.  Como que todos anheláramos la ciudad blanca que Lima fue.

MI LIMA BLANCA

Cuando he puesto fotos de huacas, también han tenido popularidad.  Como Machu Picchu o Caral, las huacas fueron abandonadas y ahora las podemos admirar por lo que fueron.  Al margen de la gente que las levantó y que todavía siguen por acá.

Sin embargo, cuando muestro fotos de limeños hoy, los que trabajan en las calles y a los que nadie retrata a menos que se metan en líos, anadie responde.  De pronto hay un silencio o una reprobación.  Yo no soy ese.  Esa no es mi Lima.  Y digo, o mis fotos son muy malas, o seguimos sin vernos en el espejo.

El año pasado fui a un evento en un museo de Lima.  Se había preparado un gran banquete para la ocasión y antes de pasar a los salones, se proyectó un video sobre las culturas peruanas.  Fue un momento conmovedor no solo porque estaba bien hecho, sino porque el texto incidía en su homenaje al hombre peruano, a su creatividad y persistencia, al haber logrado estas maravillas milenarias. 

ESPEJOS PARA LIMA

Después tocó festejar, pero antes había que pasar por el filtro de unas anfitrionas.  La mayoría de los invitados eran extranjeros, por lo que pasaban de largo.  A algunos peruanos, muy pocos, nos pidieron la tarjeta de invitación.  A un señor, que tuvo la mala suerte de ir vestido de manera más sencilla y sin su tarjeta, le bloquearon el paso. 

Y de pronto, como por arte de magia, ese señor que de muchos modos representaba al hombre al que habíamos rendido homenaje en el video, quedaba fuera de las celebraciones. Su existencia no era requerida.

Aún así, en esta gran olla que es Lima se sigue cocinando con muchos ingredientes.  El más reciente lo puso Juliana Reymer, ex vendedora ambulante y hoy carismática candidata a presidente del Perú.  Una mujer que ha venido desde abajo y dice sentirse orgullosa de su choledad.  Para ella, ser cholo es un valor y una virtud.  Yo quiero ser cholo, ¿y tú?